Friday 27 September 2019

Análisis EACP de situaciones cotidianas- Salgo a la calle (1)

Salgo a la calle.
Me encuentro en la ciudad que recibe su nombre del líder indigena Lapu-Lapu, quien, según la historia, dio muerte a Magallanes, uno de los primeros importadores a estas tierras del colonialismo, una forma incipiente del capitalismo que hoy ha destruido a los individuos (sus necesidades materiales, las espirituales, las culturales), las comunidades sociales y los ecosistemas.
Es muy digno que la ciudad lleve por nombre Lapu-Lapu. Es totalmente humillante, sin embargo, que el nombre del país refleje el de un rey (tirano) de una potencia extranjera que perpetró un genocidio sobre estas tierras y un expolio de sus recursos naturales, condenando a las personas nativas a una perpetua situación de subsidiaridad cultural, precariedad material y conflicto identitario en lo cultural y espiritual (colonialismo). Por eso, no uso el nombre Filipinas (filipino es lo propio de alguien llamado Felipe; en el Estado Español, por ej, podría hablarse de dictadura filipina, represión filipina o censura filipina, al hacer referencia a los numerosos casos en que aquello que en países europeos con valores ilustrados y republicanos, como Francia, sería la ciudadanía, y en el Estado Español somos los súbditos, sufrimos, respectivamente, de falta de democracia, de represión o de castigo penal por motivos relacionados con el actual Jefe del Estado).

Nada más salir a la calle, veo muchos elementos de nobleza, de dignidad, de esfuerzo y apoyo mutuo desinteresado. Todo ello lo veo en el plano de las actitudes personales individualizadas.
Casi todo lo que veo en el plano de lo culturalmente elaborado, socialmente impuesto y estructuralmente hegemónico, es innoble, indigno, individualista, inconsciente, alienado.
Las excepciones son los movimientos conscientes y desinteresados de personas que, ejerciendo su capacidad humana de nobleza y dignidad, realizan sacrificios (a veces pequeños) en defensa de las necesidades básicas y fundamentales de los seres, específicamente de los desfavorecidos, que son quienes las tienen en entredicho, y me refiero tanto a las necesidades materiales (techo, comida..) de los individuos, colectivos sociales y ecosistemas, como a las culturales, espirituales y sociales del ser humano (dignidad, reconocimiento, pertenencia, etc.) Estos movimientos conscientes, en lo que atañe a la parte del mundo en que me encuentro, son:

- Los grupos campesinos e indígenas organizados en resistencia contra su cosificación, como NPA, Lumad, etc.
- Food Not Bombs (cocinan comida vegana para la gente pobre de cada barrio y pueblo)
- Etniko Bandido Infoshop y Feral Crust (realizan actividades culturales CON las comunidades desfavorecidas y transmiten valores de horizontalidad y antiautoritarismo)
- Las asociaciones Bayaan, IBON, etc, que luchan contra la cosificación de las clases populares y el expolio de los sistemas naturales.
- Grupos feministas, comunistas, LGTBI, etc.
- Muchos otros que no conozco


Falta nobleza en la manera estructural y cultural en que nos relacionamos.

¿Por qué me topo, nada más salir, con un centro comercial deslumbrante, propìedad de una de las pocas familias que controlan la economía de este país, y con niños durmiendo sobre cartones en la acera?
- Si le pregunto a la gente, unxs me dicen que es porque siempre ha habido ricos y pobres -ya lo dijo Jesús- y tenemos que rezar por los pobres, teniendo fe en que los últimos serán los primeros en el Reino de los Cielos.
        * No estoy contra las religiones; el ser humano tiene inquietudes espirituales. Pero mezclar eso con lo material, cultural y estructural requiere una maniobra mental que considero aleatoria y carente de fundamento: creer en algo sin verlo. Y no quiero decir que el ente de naturaleza supraterrenal, en caso de existir, tenga que mandarme, para que crea en él, una señal decodificada; la señal puede ser codificada -puede ser una persona, un momento de arrebatada inspiración ante un paisaje, etc- pero han de cumplir un requisito: que el captar dicha señal depende de dicha entidad supraterrenal y no de mi voluntad o no de creer, como plantean las personas religiosas. Mi voluntad necesita apoyarse siempre en cosas seguras, ya venga dicha seguridad de la comprobación científica o de la certeza espiritual, emocional, pero no puedo hacer ese ejercicio de creer en algo solo porque si no lo creo yo seré el responsable de lo malo que ocurra solo porque no soy capaz de copiar a los que sí son capaces de hacer esa maniobra mental de lanzarse a los brazos de un ente supraterrenal del que solo conocen lo que dicen otras personas (terrenales).

* Dicho esto, la versión religiosa resulta humillante para las personas desfavorecidas. Quien dice "siempre ha habido ricos y pobres; recemos" no aceptarían dicha miseria para sí ni para su familia.
En EACP, un valor importante es la nobleza, y lo noble es reconocer al prójimo las mismas necesidades (y por tanto, en un nivel un poco más culturalmente elaborado, los mismos derechos) con los que ya cuenta la persona privilegiada. No se puede decir que el pobre necesita menos porque tiene menos, pues eso es una cosificación de la persona que tiene menos al plantear que, como tiene menos, las necesidades del colectivo y del individuo son menores en él o ella; estamos ante una negación de su condición de sujeto (objetificación o cosificación). 

* En cuanto a la respuesta no religiosa del pensamiento demoliberal, viene siendo algo así como "hay pobres y ricos porque unas personas trabajan más y otras prefieren llevar una vida bohemia y abnegada, es su decisión".
Desde el punto de vista EACP, esta visión es grotesca. Niega la dignidad del prójimo, lo cosifica, y niega también la nobleza de quien lleva a cabo tal análisis.


































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